El 17 de octubre de 1945 y la resignificación

Sólo Son Setenta Años



Por Juan Carlos Bergonzi *                                                                       
         Surgido hace siete décadas, el peronismo no ofrece resistencias a su  persistente resignificación. La última acción en esa línea la presentó, hace unos días, un candidato a presidente de la Nación como motivo de la inauguración de un monumento al creador del movimiento nacional justicialista.
              El hecho político remite   a los generales argentinos  que, en  situación de retiro, viajaban a Madrid a entrevistarse con el líder peronista en el exilio. Querían ser bendecidos. Olvidaban que habían conspirado, reprimido, golpeado al sistema institucional argentino excluyendo al peronismo, desde 1955. El anfitrión  de Puerta de Hierro les comentaba el infortunio de no haber… “venido cuando usted era comandante, con fierros” y concluía “ahora, de generales retirados tengo un ejército”.
             Desde el “aluvión zoológico”, frase adjudicada a un político tradicional con motivo de la marcha a Plaza de Mayo en 1945, hasta la vinculación nazi del gobierno  iniciado en 1946 y derrocado en 1955, se puede incluir todo lo que esté a la  mano. La observación peyorativa complació a muchos y aglutinó a más. La frase otorgó identidad.   
          Como dijo un historiador británico “después del 17 de octubre el país ya no sería el mismo”.  La vida cotidiana confirma el “hecho maldito del país burgués”  según  John W. Cooke. El peronismo  preside la gran mesa electoral argentina en su setenta cumpleaños.  Se verificará  para los aspirantes a la Casa Rosada aquello que el antiguo líder dedujo “…Mire, hay radicales, socialistas, conservadores, comunistas pero peronistas somos todos         
        En 1955, después de querer eliminar a Perón con un bombardeo sobre la Casa Rosada y una vez tomado el poder en septiembre del mismo año, los autoproclamados libertadores decretaron el cese el peronismo. Fue la primera conquista de los derrotados para permanecer en el  torrente cultural y político interminable de la historia nacional.
              A  partir de allí, juntas consultivas de por medio, la marcha institucional estuvo subordinada a la virtudes y defectos del conductor degradado y desterrado. Con millones de seguidores que supieron eludir el cerco de la censura, persecuciones, marginaciones y hasta fusilamientos.                 
        Si se repasan los ciclos presidenciales se puede convenir en el énfasis del anti peronismo en vitalizar el llamado justicialismo. Cualquier intento de superación de la antinomia  era de suyo  rechazado. Los guardianes de la conciencia moral de los argentinos siempre estuvieron listos para impedirlo.
             Ocurrió en la misma “revolución libertadora” (1955-1958)   La declaración de “ni vencedores ni vencidos”  y su consecuente programa de mantener las conquistas sociales alcanzadas por sectores postergados, fue motivo de discordia y concluyó con la renuncia del jefe del golpe de Estado. Los vencedores fueron vencidos, en términos de la historiadora argentina Mª Estela Spinelli.
     El gobierno de Arturo Frondizi (1958-1962) es expulsado luego de 32 planteos militares. El   vértigo del  plan desarrollista no fue  suficiente para dejar fluir el funcionamiento republicano. “Había ganado con votos peronistas”, cuestión que lo comprometía con el campo  electoral a futuro. ¿No convenía el proyecto económico del frondicismo? La mirada de estadista del  presidente sobre los problemas nacionales e internacionales no alcanzó para contener la vuelta redentora al pasado. Impedir el libre juego electoral por temor a los que marchaban bajo la égida del general exiliado. 
             Illia, asumió  con el 25 % de votos. La abstención peronista se hizo notar y su gobierno conllevó la fragilidad. Una gestión donde predominó la libertad y un intento –ahora reconocido con nostalgia- de gestionar con honestidad y republicanismo. La apertura electoral al peronismo más otras decisiones económicas favorables para el país condujeron  a Illia al sometimiento de la práctica del “golpe de Estado permanente”  sistema en uso en la Argentina posterior a 1955, según los historiadores Alain Rouquié y Robert A. Potash. Illia fue destituido  con  indiferencia y hasta júbilo civil. Su gobierno cubrió los años de 1963 a 1966.
            Eliminado Arturo U. Illia del gobierno nacional,  brota un intento refundacional   desde el partido militar. Regreso al pasado. Clausura de partidos políticos,   instituciones del Estado y medios de comunicación.  La reserva moral de la Argentina tomó el poder  con corrientes sindicales de apoyo. Luego vendrá el cordobazo y la decadencia de la “revolución argentina”. Lanusse, veterano golpista desde el año 1951, encabezó la demandada  transición   que envolvió  el retorno de Perón.    El ciclo ocupó el lapso 1966 a 1973. Esos casi ocho años potenciaron lo prohibido:sumaron miles de jóvenes  de clase media hijos de padres resistentes a los programas justicialistas de los 40 y 50. 


    Mayo  de 1973. Cámpora en el gobierno por 49 días.    Perón será candidato en inminentes elecciones. Triunfó  el desagraviado general con el 63 % de los votos. De nada sirvió el abrazo de los veteranos adversarios Ricardo Balbín/Juan Domingo Perón. Estaban adelantados y sabían por viejos. Divergencias y confrontaciones violentas, despidos y fallecimiento del presidente. La vicepresidenta recorre el camino de gobernar con un entorno propio y social que preanuncia la catástrofe.  Es arrestada y privada de su libertad por decisión de la junta de comandantes desde el 24 de marzo de 1976. Estará presa casi cinco años. El peronismo proscripto por 18 años y, con triunfo cívico superlativo, es derrocado nuevamente.
          Entre 1976 y 1983 se instala un gobierno ilegal con el título de “proceso de reorganización nacional” Una larga noche se extenderá por el país. El plan económico de tono  anacrónico   pretendió regresar el país a un contexto pre peronista. Se sostuvo  con   represión implacable. Las guerrillas urbanas y rurales fueron  combatidas con  las fuerzas del Estado. La muerte y desapariciones eran  la manifestación concreta de la dictadura. Los DD.HH. son conculcados.  En ese decurso, un posible enfrentamiento armado  con Chile espantó a los argentinos. Luego, la guerra de Malvinas será el detonante para impulsar una demanda de la sociedad  civil: elecciones. El silencio militar no abatió las conciencias de los partidarios del movimiento de los descamisados: poco a poco el tejido resignificante resresaba, con signos de agotamiento. Un brisa de cambio captó los corazones de millones  que decidieron un intervalo con promesa de distinto.   
                 El 10 de diciembre de 1983, asumió  la presidencia de la República Raúl Ricardo Alfonsín. Durante la campaña electoral Alfonsín supo dejar de resignificar al peronismo. Una actitud inteligente, madura, con vistas a integrar y superar el hecho maldito. Cautivó y enamoró al electorado con preeminencia de los jóvenes que observaron  en el postulante radical algo nuevo, distinto, sin rencores y que prometía “una bisagra en la historia”.  Fue una presidencia con dificultades,  desempeñada con valentía. El juicio a las juntas militares, cuando las fuerzas armadas tenían poder, se reconoce como un punto culminante en la historia de la argentina y de América latina. Sin plan económico consistente,  bajo el drama de la inflación, huelgas   descontento, debió  declinar su presidencia y llamar a elecciones en 1989. También Alfonsín creyó posible “un tercer movimiento histórico”
       Aparece en el   escenario un caudillo riojano y peronista: Carlos Saúl Menem  Prometió  no defraudar y una “revolución productiva”.  Sonriente, seductor y con  aspecto folklórico, estética que  se irá sustituyendo  de manera simbólica y de acuerdo con medidas drásticas en relación con la soberanía nacional. El viejo plan de desarticular la malla económica y social entró en vigencia con el simpático provinciano norteño. No obstante sus medidas estructurales en contra del país fue ratificado en un segundo gobierno. La Argentina es otra y la exclusión  escribe su marca. La Nación  dejó de ser propietaria de sus recursos hídricos, FF.CC. fábricas militares e infraestructura estatal forjada por generaciones de argentinos. El modelo   mal dispuesto endeudó a la población. Con mas pena que gloria el llamado menemismo crujió   y debió  retirarse frente a un nuevo adversario denominado “alianza”. Un  país detenido y una oportunidad para los no peronistas.
            Triunfó la coalición en 1999. Fernando de la  Rúa  asume la primera magistratura. Errático en planes y proyectos para la gran ocasión de superar al peronismo, falla en todos los frentes. Escándalos en el Congreso, renuncia del vicepresidente y la influencia de sus hijos en las decisiones  lo superaron y con una gran revuelta popular es   desalojado de la Rosada en diciembre de 2001. El tiempo de gobernar por sobre el justicialismo  se había cumplido. El sueño de una democracia formal, seria, previsible se derrumbó.
          Desde el 2001 hasta el 25 de mayo de 2003, la galería se nutrió de personajes presidenciales. Alucinó,  superó todas las previsiones. El interinato de Eduardo Duhalde transcurre al borde del permanente colapso con signos de recuperación al final.  Las elecciones darán otro ricorsi  al péndulo del peronismo. La causa de todos los males para unos y el bienestar para otros  se presentó con nuevos componentes en su plataforma. Volvió a observarse con simpatía a la corriente nacida a mediados de la década de 1940.             
         El 25 de mayo de 2003 asumió, luego de una interna con Menem, Néstor Carlos Kirchner.  Con  el marco político de un Frente, en su mayoría peronista, gobernó por cuatro años y fue reemplazado, por voto popular, por su esposa  Cristina Fernández. Cumplidos otros cuatro años, Cristina Fernández fue reelecta y  concluirá  su gobierno el 10 de diciembre de 2015. Una década de resignificación  elaborada por los propios oficialistas y opositores de todas las vertientes. Algunos creen  en el cansancio de la sociedad civil con las ideas y  conductas del movimiento justicialista. 
       Los últimos 12 años están frescos en la memoria de los argentinos.
           Las elecciones para elegir un nuevo gobierno serán el 25 de octubre de 2015. Las estrategias de comunicación electoral de los candidatos serán materia de investigación. ¿Cómo relacionar la actual era de la información y el conocimiento con los mensajes recibidos?   
           No obstante la carga de entropía,  se espera  que  el veredicto ciudadano sea “para bien de todos y no para mal de ninguno”.

General Roca, Río Negro, 10 de octubre de 2015    

 

 Nota: La palabra resignificar no está registrada en el Diccionario  de la Real Academia Española. (RAE) Es un vocablo muy utilizado en las  aulas universitarias y puede traducirse,  la idea  de resignificación, en  otorgar    una nueva transcendencia a un acontecimiento o a una conducta.  



 *Periodista. Profesor Temporal del  Seminario Medios, Periodismo y Política. Carrera de Comunicación Social. UNComahue. Argentina

1 comentarios:

Adrian Pereyra 11 de octubre de 2015, 11:15 a.m.  

Un gran poder de síntesis para reflejar un país convulsionado. La puesta en perspectiva puede ayudar a reflexionar sin tantos prejuicios. Y a mirar nuestros límites o marcos de análisis de otra manera.

Somos docentes de la Universidad Nacional del Comahue y escribimos desde el norte de la Patagonia, Argentina.
Investigamos sobre periodismo impreso y digital.

General Roca, Argentina