56º Aniversario del golpe de Estado contra el Presidente Illia

                    ILLIA 1963-1966 . El Presidente olvidado


El 28  de junio de 1966 fue destituido el Presidente de la Nación Argentina, doctor Arturo Illia. En la actualidad este hecho pasa casi inadvertido y se lo recuerda como una anécdota de la historia institucional. 

Los años anteriores a esta fecha fueron destinados por los conspiradores a preparar a la sociedad civil para recibir la ruptura constitucional: debía ser   algo natural, previsible. Indispensable para el bien de la Patria. 

Una gran operación de medios, con preferencia gráficos, conducidos por expertos presentaban,  con fórmulas comunicacionales modernas para la época, un repertorio de debilidades de la gestión del presidente. Luego su figura  fue objeto de mensajes dirigidos a convertirlo en un hombre ineficiente, lento en las decisiones, sin personalidad  y otras caracterizaciones  peyorativas que penetraron con fuerza en la sociedad y, en particular, en  la clase media que admitirá con entusiasmo los contenidos.  

La honestidad y probidad de Illia, su seriedad y sentido republicano no fueron suficientes para detener el proyecto golpista. "La teoría del golpe de Estado permanente"  funcionó   y un grupo de militares, en nombre de la FF.AA. tomó el poder por asalto en la Argentina. 

En esos días, en la carrera de Periodismo de la UNLa Plata, el profesor de la cátedra Historia Argentina Ataúlfo Pérez Aznar dedicó la clase al golpe. Quedó grabado en las conciencias de los jóvenes alumnos  reflexiones sobre lo ocurrido: el error de la FF.AA. "no estaban pautadas para gobernar y las consecuencias fatales de su acción"; todo en el marco del inolvidable y valiente momento académico que instaló el docente.

El mandatario  expulsado de la Casa Rosada, en  aquella madrugada fría y oscura de 1966,  es ahora un ejemplo nostálgico de honestidad y seriedad en el ejercicio del cargo de Presidente de la  Nación. 

Vale la pena recordarlo. La historia es un tejido continuo.


 El 28 de junio de 1966, antes de abandonar  la Casa Rosada declaró ante el Escribano Mayor de Gobierno los siguientes bienes: su casa y su consultorio, tres trajes grises y un traje negro, dos sacos sport, tres camperas, cuatro suéteres, ocho camisas de vestir, cuatro camisas manga corta, diez pares de medias, tres pares de zapatos negros, un par de chinelas, una salida de baño, diez corbatas, un perfume, dos peines y un maletín. Sin automóvil propio:  lo había vendido. 


Día del Padre y sana meditación


Aquellos domingos de invierno *


También los domingos mi padre se levantaba temprano
y se vestía en medio del frío negro azulado,
después, con manos agrietadas, doloridas
de trabajar semanalmente a la intemperie, hacía
arder los rescoldos. Nadie nunca se lo agradeció.

Yo despertaba y oía el frío astillarse, quebrarse.
Cuando las habitaciones estaban caldeadas, me llamaba,
y lentamente me levantaba y vestía,
temiendo los furores  crónicos  de aquella casa,

Le hablaba con indiferencia, a él,
que había expulsado el frío
y lustrado  mis mejores zapatos.

¿Qué sabía yo, qué sabía yo de los oficios austeros y solitarios del amor?

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* El autor del poema es Robert Hayden   escritor, poeta, ensayista y educador estadounidense. Fue designado   Consultor desde 1976 a 1978 en la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos. Un rol que  se conoce como "Poeta Laureado" de ese país. Fue el primer escritor afroamericano en desempeñarse en ese puesto.   

Leer este poema en el Dia del Padre es inspirador y sugiere, tal vez,   intentar una  sana meditación. 

 






  

Trenes: el sueño eterno


Formación de carga en la década de 1960

 

El carguero marcha desde  Bahía Blanca  por el ramal General La Madrid que conecta con Plaza Constitución en la Capital Federal. La imagen muestra que va sin carga, con   puertas abiertas. La ruta férrea que transita está en uso en la actualidad. Fue construida en el siglo XIX .

Desde la desarticulación de la enorme red ferroviaria entre  1976-1992, en períodos dictatoriales y democráticos, los FF.CC. siempre están en el recuerdo de la sociedad argentina. Provocan nostalgia, tristeza por un medio de intercomunicación perdida; pueblos abandonados, aislamiento  y, siempre, el sueño de una reactivación que superará el duelo por la disolución del entramado de rutas ferrocarrileras de más de 45.000 km. 

Los trenes y trayectos aptos para la carga se concesionaron y algunos quedaron de nuevo en manos del Estado. Se mantuvo el servicio en el AMBA. Las añosas vías resisten y facilitan a las formaciones transitar  con parsimonia por el territorio nacional. También algunas de pasajeros revividas por la fuerza de iniciativas ciudadanas. 

La grave decisión de no mejorar, consolidar y modernizar los trenes fue una medida dramática para la economía estructural: se concretó sin ofrecer alternativas. Así quedamos, en modo espera.  

No es un tema de la agenda comunicacional;  no se debate la vigencia de un sistema de FFCC apto para  un país agro exportador. 

Sin rutas apropiadas ni trenes la “nave va”. 

*Las fotos fueron tomadas  en la zona de Coronel Suarez  

  

 

 

 

 

 


Somos docentes de la Universidad Nacional del Comahue y escribimos desde el norte de la Patagonia, Argentina.
Investigamos sobre periodismo impreso y digital.

General Roca, Argentina