El retorno del tren interurbano al Alto Valle de Río
Negro y Neuquén es, tal vez, uno de los hechos más alentadores de los últimos diez años
¡Y llegó el Tren!
Por Juan Carlos Bergonzi (*)
El arribo
de las formaciones, que tanto entusiasmo han despertado en el público,
unido a su pronta experimentación con pasajeros, se constituye en una
auténtica reivindicación social. La pérdida de los FF. CC. es un duelo
no cerrado en la Argentina.
La intención
de "volver al tren" que integre el valle superior del río Negro, por el
añoso camino de hierro, registra orígenes casi inmediatos a su última
clausura hace unos veinte años. Vale la pena recordar, como ejercicio de
la memoria, los intentos concretados en ese lapso y, especialmente, el
producido en la primera década del siglo XXI.
En
la primavera del 2006 un grupo de vecinos de Cipolletti y otras
ciudades valletanas incluida Neuquén conformaron, en la biblioteca
Bernardino Rivadavia, la Comisión Pro Tren del Valle. Esa decisión puede
citarse como la génesis de una consistente iniciativa ciudadana para
demandar por el servicio ferroviario que ahora comienza a rodar entre
dos conglomerados urbanos separados por el río Neuquén.
El
recorrido del Tren del Valle (TDV) será modesto en su comienzo y
dependerá no sólo del fervor nostálgico para su permanencia. Habrá que
integrarlo como parte de la cultura del transporte combinado de
pasajeros. Incluirlo en el creciente tránsito automotor y agregarlo como
un nuevo componente de la tolerancia cívica.
La
Comisión Pro Tren del Valle fue coordinada por un vecino de Cipolletti,
el ingeniero Edmundo A. Griffoi. El 3 de septiembre del 2009 este
profesional, apasionado con el emprendimiento ciudadano, escribió una
carta de lectores a este diario donde fundamentaba la implementación del
TDV. Se refería a la crisis de la Ruta 22 y señalaba que entre los
análisis no se había ponderado debidamente el uso del sistema
ferroviario para pasajeros.
En la
comunicación epistolar a "Río Negro", Griffoi destacaba las
posibilidades que brinda la infraestructura, el potencial de pasajeros
y, como mérito agregado del servicio, la disminución del tráfico
vehicular y la contaminación. El razonamiento estaba referido a una
conectividad en toda la extensión del Alto Valle.
"El
ferrocarril fue adoptado por innumerables ciudades del mundo como el
medio idóneo para trasladar a personas masivamente en forma segura,
rápida y cómoda. Todo parecería indicar que nosotros deberíamos contar
con un Tren del Valle", decía Griffoi.
También,
en esa misma comunicación pública invitaba, en nombre del grupo
inicial, a reunirse para discutir las alternativas del proyecto y
"elevar un documento a las autoridades como punto de partida para lograr
su concreción". Luego daba a conocer un correo-e para los interesados
en sumarse.
La comisión central para el retorno del tren se integró con vecinos de distintos asentamientos de la llamada ciudad lineal.
Se
constituyeron subcomisiones por ciudad que divulgaron la iniciativa y
publicaron la actividad que se tradujo en cartelería, reuniones,
audiencias, viajes y envío del pedido de recuperación del servicio
ferroviario con ratificación de miles de firmas.
En
distintos puntos de las ciudades no sólo se recogían firmas; se
agregaba a esa acción, intercambios verbales sobre las bondades del tren
y la eventual salida del aislamiento que tienen cientos de personas sin
posibilidades de asumir costos de viaje automotor. El FF. CC. siempre
fue inclusivo.
En
los encuentros, desarrollados en espacios físicos de las estaciones, se
relataban historias de trenes y viajes. Emociones y circunstancias
memorables que se transmitieron como parte de un legado sobre un sistema
amado por miles de viajeros.
Un acto gubernamental de depredación del patrimonio nacional desarticuló el contacto del medio con la gente.
Todos
hablaron en esas numerosas y voluntarias asambleas cívicas de la íntima
relación del FF. CC. con sus vidas y el desarrollo de la Nación.
Los
más jóvenes, sin registro de viajes por rieles, ni relación con
andenes, sonidos de silbatos y campanas de partida, aromas, butacas,
camarotes, coche comedores y convivencias casuales, se enteraban con
asombro; admitían no tener la menor idea del tema. ¡Todo en un país que
llegó a contar con 45.000 kilómetros de vías férreas!
Los
gremios del ramo alentaron y ofrecieron testimonios de vocación y
pertenencia y recuperación del FF. CC. Además de un genuino interés de
ayudar con el propósito. Otros muchos, desde la anonimia, colaboraron
sin pedir nada a cambio; daban apoyo y solidaridad.
Así
como la mayoría de los concejos deliberantes avalaron la iniciativa, en
las legislaturas de Río Negro y Neuquén se crearon comisiones y en el
mismo Congreso de la Nación se impulsaron estudios y proyectos.
El
ingeniero Griffoi señala que se incluyó el "Tren del Dique" y el de
"Enlace Rápido". Con esas diligencias -recuerda- se logró que Río Negro
promulgara la ley provincial que se necesitaba para que el Estado
nacional pudiera incluir el proyecto valletano en los planes de
inversión ferroviaria.
En el 2014 se
presentó ante la Subsecretaría de Transporte Ferroviario de la Nación el
anhelo inicial entre Cipolletti y Neuquén que finalmente fue aprobado y
ahora está a punto de iniciar su primer viaje con pasajeros.
Lo
relatado no pretende ser más que una memoria, no tiene carácter
diacrónico, de lo hecho por hombres y mujeres que, con fortaleza cívica,
decidieron peticionar desde aquella reunión, en el 2006, la vuelta del
transporte férreo.
El ciclo civil
concluyó cuando las autoridades políticas constituidas tomaron a su
cargo la demanda cívica, el proyecto. Fueron años de espera y esfuerzos,
esperanza, viajes y reuniones en distintas etapas gubernamentales.
El
resultado está a la vista. La Comisión Pro Tren siente algo así como
"el deber cumplido" Lo que parecía una utopía se ha concretado. Ahora
queda reconocer que el enlace rápido Cipolletti-Neuquén es el comienzo.
Ampliar el recorrido Senillosa-Chichinales y el dique no será una tarea
simple ni olvidable.
La energía de los
ciudadanos para sustentar la iniciativa del 2006 será el punto clave.
Igual el cuidado del uso del servicio; la moderación ante cierta
inquietud de los conductores de automóviles con el paso de las
formaciones.
Una sana práctica de convivencia que vale la pena desarrollar para bien de todos.
(*) Periodista. Profesor en Comunicación Social UNComahue
(*) Imágenes: DCV Julio Bariani. UNRN
Texto publicado en Río Negro del 20/07/2015. General Roca, Argentina
(*) Imágenes: DCV Julio Bariani. UNRN
Texto publicado en Río Negro del 20/07/2015. General Roca, Argentina
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