Por Juan Carlos Bergonzi
5ta Entrega
5ta Entrega
La joven
pareja recorre las instalaciones del balneario del Lago Epecuén. La fotografía
es posterior a la publicación del folleto de la Comisión de
Fomento de Carhué (1925). Se reflejan las convenciones de la época de acuerdo con la cultura de esos
años, primer cuarto del siglo pasado; puede pensarse que ya estaban casados o que la boda
era inminente.
El aire, el sol radiante y el ambiente propicio de temporada deben haber influido en el plan de unión definitiva o ratificación de lo acordado, tal vez, bajo el cielo majestuoso de un cálido atardecer en la ribera del Lago Epecuén.
Las bondades del agua, el barro
curativo, la sal, el aire y sol creaban una armonía de posibilidades
para mejorar la salud. Eran, también, y lo serán aún un verdadero sitio de
inspiración para el compromiso del amor.
La misma mitología del Lago ratifica este sentido
significación de la toma fotográfica de los paseantes en el balneario de Epecuén.
Médicos locales y estudios de las aguas
A fin de confirmar los informes científicos
provenientes de las universidades de Buenos Aires y La Plata, Direcciones
de Salud y revistas especializadas, la Comisión de Fomento,
solicitó a dos doctores en medicina radicados en Carhué impresiones del valor de las aguas. Las respuestas son doblemente válidas ya que,
además de los aportes teóricos se suma el relato de la verificación empírica del
uso de los baños por pacientes en consulta y tratamiento con los profesionales.
El doctor Ramón Razquin, por entonces
director jefe del Hospital General San Martín de Carhué expone sobre
"casos interesantes observados en la última temporada y que
demuestran con la elocuencia de los hechos... su real y verdadero valor
terapéutico." "Los hechos, señala, en efecto, no son discutibles;
comprobados debemos buscar su explicación y tratar de deducir conclusiones
útiles"
Cita a continuación un caso de reumatismo
articular y aclara "es una de las enfermedades que
se muestra más rebelde a los tratamientos usuales y que obliga a verdaderas
peregrinaciones por las estaciones termales" "Las aguas de
Epecuén, a justo título, han conseguido atraer un sinnúmero de
reumáticos, en sus diversas formas que no han tenido que arrepentirse de
ello". Luego se explaya con un paciente en particular y las mejoras
ocurridas, comprobadas por este médico director del Hospital.
A continuación se refiere a enfermedades de la piel
"algunas complejas por sus variedades y multiformes por su
sintomatología". También comenta las bondades del agua en un caso de una
niña, en el año 1924, traída a Carhué con problemas ya atendidos por
"distinguidos especialistas". Después de "un mes de
indicaciones de dos baños diarios se observa una mejoría
notable." El Dr. Razquin dice es razonable "dejar bien
establecido que las aguas de Epecuén, constituyen una fuente con propiedades
terapéuticas innegables".
Su intención, con el artículo publicado en el folleto (pp.52/58) estaba vinculada la duda vigente por aquella época. "¿ Pero realmente, las aguas del Lago Epecuén, son buenas y
para qué? Es conveniente que ésta duda se desvanezca, pues lo hechos comprueban, con toda evidencia, que ella no tiene razón de ser" deja aclarado el Director Jefe del Hospital General San Martín.
Próxima entrega: el doctor Emilio V. Cabello, médico de Carhue, también responde al pedido de la Sociedad de Fomento.
Fuente consultada: Comisión de Fomento de Carhué. El Lago Epecuén y sus Maravillosas Aguas. Buenos Aires 1925
* La fotografía fue enviada a este blog .
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