Esta nota fue publicada hace 15 años en el diario Río Negro de General Roca. Se difunde para aventar algunas intenciones especulativas de apropiarse, unilateralmente, de este noble y trabajoso proyecto cívico.
Estamos frente a una nueva etapa en la marcha constitucional: vale la pena revivir este impulso de vecinos que creyeron , confiaron en obtener respuestas a sus demandas por una mejor, calidad de vida.
Todos conocen la actual situación del requerido tren valletano en territorio rionegrino. Para los desmemoriados e interesados la primera reunión se concretó en la Biblioteca de Cipolletti en la primavera de 2006.
No se puede dejar de felicitar a la Municipalidad de Neuquén capital que interpretó el sentido de disponer y utilizar este servicio ferroviario.
Lo que sigue es un recordatorio con un subyacente pedido de incorporar el tema a la nueva agenda política gubernamental que comienza el 10 de diciembre de 2023.
Tren del valle: ejemplo de iniciativa
ciudadana
Por Juan Carlos BergonzI **
Amado Gómez, vecino de las cercanías de Villa Regina,
reconoce frustración e imposibilidad
para viajar dentro del Alto Valle
con su familia completa. Obrero de la fruta, carece de recursos para solventar
un traslado común y corriente. Los costos del transporte de pasajeros no están en correspondencia
con sus ingresos. Él, su esposa y sus tres hijos están sometidos al aislamiento e impedidos de la
interacción con parientes y amigos. Ya tiene
suficientes gastos en pasajes
para solventar los costos de la
educación formal que juzga determinante.
Cuando Amado
se enteró, en septiembre de 2006, de la iniciativa ciudadana sostenida
por vecinos del Alto Valle para recuperar el tren interurbano pensó en apoyarla. Se
imaginó soluciones para su confinamiento físico y cultural.
La
figura y circunstancias del trabajador agrícola se pueden extender a cientos.
“No tengo cómo moverme” comentó cuando en Roca cuando ratificó con su firma el petitorio que la Comisión Pro Tren del Valle expuso
en una esquina céntrica. Idénticas
acciones se concretaron a lo largo del tramo del recorrido interprovincial Chichinales a Senillosa, ida y vuelta.
Un día
antes del comienzo de la primavera de
2006, en la Biblioteca Pública
de Cipolletti vecinos de Río Negro y Neuquén constituyeron una comisión central y subcomisiones, sin fines de lucro, con representación simbólica de todos los asentamientos urbanos
comprendidos en el ansiado itinerario.
La
inquietud, exclusiva de miembros la
sociedad civil, se dio a conocer mediante un “Manifiesto del Valle” donde se significó el valor de las rutas férreas
existentes y los servicios que se pueden concebir sobre
ellas.
Se formularon
conexiones teóricas con el colapso de la ruta nacional 22, la insuficiencia de los transportes de pasajeros, la necesidad
de integrar la región desde todas las perspectivas incluyendo la cultural. Se destacó,
en el manifiesto, la vigencia de la utilización de la infraestructura existente
por las formaciones de cargas y la tendencia a recuperar el medio por su seguridad,
eficiencia, economía, y bajo porcentaje de contaminación.
Desde el
20 de septiembre de 2006 el coordinador de este proyecto ciudadano fue el vecino de
Cipolletti, ingeniero Edmundo
Griffoi y las subcomisiones se
conformaron con otros tantos “militantes
del tren”, de las ciudades que
configuran la ciudad lineal, designación que se otorga al gran conglomerado
humano
establecido entre las poblaciones
cabecera del trayecto tentativo.
Las
reuniones fueron múltiples y el interés, llamativo. Los encuentros tuvieron momentos
nostálgicos, emotivos, donde predominaron narraciones de antiguos ferroviarios,
gremialistas, ex pasajeros; recuerdos, anécdotas y visible ansiedad de los jóvenes por obtener
precisiones de un sistema de transportación que desconocen.
Pasada
la euforia del reconocimiento sobre viajes, comedores con servicios de mozos de
blanco y
vajilla inglesa, dormitorios y
coches pulman, la realidad se impuso a los entusiastas y se originó una cruzada para a sumar firmas cívicas de los partidarios a
viajar sobre rieles.
Derivación natural
Las subcomisiones elevaron notas a intendentes, concejos deliberante, legislaturas y
gobernaciones pidiendo adhesión al reclamo. Se declaró de “interés municipal”. Debe reconocerse que
el tema fue, en su génesis poco atrayente para la sociedad política.
Algunos diputados y concejales presenciaron o enviaron delegados a las
asambleas de las subcomisiones y, con paso cansino, la cuestión se incorporó en
el universo de preocupación de los representantes del pueblo.
El tesón
de la coordinación inspiró a las subcomisiones, éstas a los seguidores. Un dato
es la decidida gestión de firmas por los estudiantes de la Facultad de Roca. “Muchos
abandonan sus estudios a causa del transporte, es insoportable” dijeron.
Enviada a un
desvío propicio, la iniciativa lleva casi dos años. En el devenir, los poderes
políticos provinciales acordaron y asumieron la urgencia de impulsar el proyecto, más cuando la
sugerencia de la subsecretaría de Transporte Ferroviario de la Nación fue dinamizarlo con
la intervención institucional de las
provincias.
El titular de la subsecretaria nacional Antonio
Guillermo Luna brindó comprensión y esperanzas. La iniciativa cívica se dejó conducir por la política, al mejor estilo republicano. Resuenan
ahora noticias de progreso.
La
traza de acero sigue esperando que los
coches motores se deslicen sin prisa pero con persistencia. Es probable que las
vías requieran reparaciones, los pasos a nivel mejor señalización al
igual que ajustes en estaciones. La inminencia de la llegada de un
eventual moderno caballo de hierro para transitar por el alto valle
lo impone.
También el tránsito ferroviario urbano demanda
un esfuerzo de comprensión por los habitantes de a pie y conductores de
vehículos. Los rieles paralelos serán el soporte para deslizar una formación
con dirección unívoca. Ello exige atención, tolerancia, prudencia.
Señal
de avanzar
La
historia registra que desde 1897
a 1899 se construyeron las tres secciones del
Ferrocarril Sud que conectaron a Bahía
Blanca con la Confluencia.
¡670 kilómetros en tres años! Fue una
epopeya en el marco de un plan de desarrollo nacional de redes ferroviarias que llegaron a contar, en su plenitud, unos 42 mil
kilómetros. Vendrían luego sucesivas
desactivaciones hasta llegar a la
clausura de ramales. Los andenes se despoblaron, las campanas dejaron de alertar partidas.
El adiós de los trenes se había concretado. El desamparo y la soledad descendieron sobre cientos de pequeños pueblos y ciudades del país.
Una luz verde facilitó la iniciativa
ciudadana originada en aquella jornada primaveral de 2006. Señales desde la
administración nacional afianzaron la
intención que tuvo impacto y provocó acciones
de los representantes políticos.
Los ciudadanos intervinientes y los miles que apoyaron, en noches de
reuniones y tardes de firmas son ese
saludable segmento de la sociedad que ofrece alternativas a las dificultades y
traslada, a quien corresponde por mandato popular, la búsqueda de soluciones prácticas.
Amado Gómez, el humilde vecino rural del oriente del Alto Valle, tal vez brinde este fin de año junto a su
familia por haber quebrado su incomunicación personal y familiar.
*se utilizó un seudónimo con la persona entrevistada
*Ex Profesor/Investigador en Comunicación Social
Fadecs-UNComahue